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jueves, 21 de junio de 2012

Deserta un piloto de caza sirio; la Liga Árabe pide más presión

DAMASCO (AFP)

Siria sufrió este jueves la primera deserción de un piloto de caza, que voló a Jordania y recibió asilo político, tras más de quince meses de revuelta contra el régimen sirio que han causado más de 15.000 muertos.

En la represión y los combates entre militares y rebeldes este jueves murieron 120 personas, en su mayoría civiles, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Ante este panorama de violencia incesante, la Liga Árabe preconizó reforzar el mandato del emisario internacional en Siria, Kofi Annan, y presionar al gobierno de Bashar al Asad con el recurso al Capítulo VII de la Carta de la ONU, que abre la vía al uso de la fuerza para frenar la represión.

Según las fuerzas jordanas, el piloto desertor, un coronel, aterrizó la mañana del jueves en una base del ejército del aire, a bordo de un MiG 21 de fabricación rusa.

Para escapar a los radares,"el avión despegó a gran velocidad y baja altitud de un aeropuerto militar situado entre Deraa y Sueida, en el sur de Siria", indicó a la AFP Georges Sabra, portavoz del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal alianza opositora.

El coronel, llamado Hasan Meri al Hamadé, es oriundo de Deir Ezzor (este), y pertenece a una familia conocida por su lucha contra el régimen, según Sabra.

Por pedido suyo, Jordania le concedió asilo político, anunció a la AFP el portavoz gubernamental jordano Samih Maayata.

Unos combatientes y unos civiles bajan de un vehículos a un herido en los enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales sirias en la ciudad de Qusayr, al suroeste de Homs, este jueves 21 de junio.

El ministerio sirio de Defensa tachó al piloto de "traidor", y reclamó la restitución del aparato.

Por su lado, Estados Unidos se congratuló de la deserción y pronosticó que no será la última persona en "hacer lo correcto" y abandonar las fuerzas armadas de Siria.

Prueba de que Rusia sigue apoyando al régimen del presidente sirio Bashar al Asad pese a las presiones internacionales, Moscú confirmó que un carguero ruso que tuvo que dar media vuelta el martes frente a las costas escocesas llevaba helicópteros destinados a las fuerzas sirias. Rusia aseguró también que el barco retomará su ruta hacia Siria.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, estimó además "irrealizable" la idea de obligar a Asad a partir para solucionar la crisis en Siria.

El número dos de la Liga Árabe, Ahmed Ben Helli, pidió a Rusia que deje enviar armas a Damasco.

"Cuando ustedes envían material militar, ayudan a matar gente", dijo a la agencia rusa Interfax. Moscú se defiende afirmando que las armas que entrega no sirven para reprimir las manifestaciones.

Según un balance publicado este jueves por el OSDH, más de 15.000 personas, en su mayoría civiles, han muerto desde el inicio de la revuelta contra Bashar el Asad, en marzo de 2011.

La Liga Árabe sube el tono

La Liga Árabe pidió este jueves que se refuerce el mandato de Kofi Annan, con un recurso al Capítulo VII de la Carta de la ONU, para que la comunidad internacional pueda obligar, con medidas que van desde las sanciones económicas hasta la fuerza militar, al régimen y a la oposición a aplicar el plan del emisario internacional.

Ese plan de salida de crisis, aceptado oficialmente por las dos partes pero incumplido desde el primer día, prevé un alto el fuego y la apertura de un diálogo político.

En tanto, el papa Benedicto XVI pidió el cese de la violencia en Siria y advirtió del riesgo de un "conflicto generalizado" que podría tener "consecuencias fuertemente negativas para el país y toda la región".

El ejército sirio seguía bombardeando los focos rebeldes en Homs y en la ciudad vecina de Quseir, que intenta recuperar tras sufrir numerosas bajas en combates contra insurgentes, según un corresponsal de la AFP y el OSDH.

Este jueves la violencia se cobró las vidas de al menos 66 civiles, 43 soldados, cinco combatientes rebeldes y otras cinco personas cuya identidad no se precisó, según el OSDH, que se basa en los testimonios de militantes en el terreno.

El ejército y la rebelión armada libraron combates en Armanaz, en la provincia de Idleb (noroeste), y en Injel, en la provincia de Deraa (sur).

Según el diario New York Times, la CIA vigila en Turquía las entregas de armas a los rebeldes sirios, para cerciorarse de que no caen en manos de Al Qaida.

El diario, que cita a funcionarios norteamericanos y a miembros de servicios árabes de inteligencia, precisa que las armas entregadas a los rebeldes son compradas por Turquía, Arabia Saudí y Catar y enviadas a los rebeldes por tierra, mediante una red opositora siria.

Washington desmiente con regularidad que esté armando a la oposición, la cual se militarizó ante la represión brutal del régimen.

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