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lunes, 2 de julio de 2012

Papa nombra obispo amigo de teología de liberación como guardián del dogma

CIUDAD DEL VATICANO (AFP)

El papa Benedicto XVI nombró como nuevo prefecto de la Doctrina de la fe, la antigua Inquisición, entidad encargada de corregir las desviaciones teológicas, al arzobispo alemán Gerhard Ludwig Muller, un catedrático que ha colaborado con uno de los principales teólogos de la liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez.

Muller, obispo de Ratisbona (Alemania), de 64 años, remplaza al cardenal estadounidense William Levada, quien se jubila y pidió regresar a su país.

El nuevo prefecto, renombrado teólogo como el Papa, especialista en diálogo ecuménico y teología de la edad moderna, ocupará el puesto que por 23 años fue de Joseph Ratzinger, actual pontífice.

Considerado en su país como un ortodoxo por sus posiciones ante las reivindicaciones de la Iglesia de base, es conocido por su amistad y actitud abierta hacia uno de los principales inspiradores de la Teología de la Liberación en América Latina, el peruano Gustavo Gutiérrez, censurado por la Santa Sede en la década de los 80 por sus principios marxistas.

Autor de más de 400 publicaciones científicas, entre ellas "Teoría y práctica de la teología", la más conocida, de 900 páginas y traducida a varios idiomas, entre ellos español, italiano y úngaro.

El perfil de Muller como jerarca de la Iglesia resulta atípico: duramente criticado en su país por el movimiento liberal "Somos Iglesia" por sus posiciones conservadoras y la defensa de la llamada "doctrina sana" en temas como la eucaristía y la virginidad de María, es a la vez amigo de Gutiérrez, uno de los padres de la revolucionaria teología contra las injusticias sociales en América Latina, al que considera un maestro.

El arzobispo de Ratisbona, miembro de la Comisión Teológica Internacional, designado por Benedicto XVI como curador de sus obras completas, tiene una larga historia con América Latina.

Desde 1998 viaja todos los años a América Latina, en particular a Perú, para seguir los cursos de Gutiérrez. Ha estado en Cusco, Lima, Callao y pasó una temporada de varios meses con los campesinos de una parroquia cerca al lago Titicaca, entre Bolivia y Perú.

En 2008, la Pontificia Universidad Católica del Perú lo distinguió por su obrar científico, la misma universidad que se ha enfrentado este año con el Vaticano y sobre todo con el cardenal peruano del Opus Dei Juan Luis Cipriani, contrario a las posiciones progresistas del prestigioso ateneo.

Anteriormente, en 2004, había escrito el libro "Del lado de los Pobres. Teología de la liberación" con Gutiérrez, con el que "ha dado un aporte importante a la teología de América Latina", subraya su biografía oficial.

Según algunos observadores de asuntos vaticanos, Muller es una persona dialogante y en varias entrevistas y charlas ha defendido la teología de la liberación, desde un punto de vista teórico y abstracto, y condenado al "capitalismo neoliberal y a sus consecuencias", considerando que la defensa de los pobres es el modo justo de actuar de un cristiano.

"En verdad la teología de la liberación bien entendida desde su concepción original es la mejor respuesta a la crítica marxista de la religión, tanto en la teoría como en la práctica", afirmó en un discurso publicado en su página web oficial.

El puesto de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe es clave en la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia, por ser el guardián del dogma y el encargado de corregir las desviaciones teológicas en la Iglesia, que cuenta con 1.200 millones de personas.

Desde el ex Santo Oficio deberá ocuparse de los asuntos más candentes del pontificado, desde la ruptura con los ultraconservadores del movimiento lefebvrista hasta las denuncias contra curas pedófilos, pasando por las monjas feministas estadounidenses.

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