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viernes, 2 de marzo de 2012

Resatauran retablo con más de 500 años de antigüedad en San Martín de Tours, Puebla

Obra novohispana del XVI

Restaurarán en el INAH retablo centenario de Puebla

El altar principal de la localidad de Huaquechula será atendido con una inversión de 2.5 millones; es considerado de los más antiguos de México y reúne 17 pinturas de Villalpando

México / Notiocho / INAH / Conaculta
fotos de Mauricio Marat / INAH

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Entre cuetes, música de viento y tambores, cantos, flores, incienso y rezos, alrededor de mil personas pertenecientes a 13 comunidades aledañas a la Parroquia de San Martín de Tours, en la comunidad de Huaquechula, Puebla, se dieron cita en esta iglesia para celebrar el comienzo de las labores de restauración de su retablo principal, de más de 500 años de antigüedad, que será atendido por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), con una inversión de 2.5 millones de pesos.
Tras la peregrinación, en la que participó gente de las comunidades de San Lucas Matlala, Santa Cruz, San Pedro Contla, San Diego, San Antonio Cuatla, Bonilla de Ixcateopan, Santiago Tetla, entre otras, la población recibió a las autoridades eclesiásticas y federales que presidieron el evento.
Ahí, Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH, destacó la importancia cultural de este retablo, considerado uno de los más antiguos de México (siglo XVI) y tener más de 15 óleos sobre tela de Cristóbal de Villalpando, uno de los principales artistas de la Nueva España.
“Para dichas labores de restauración y conservación de esta magnífica pieza virreinal, el INAH invertirá alrededor de 2.5 millones de pesos, que estarán destinados a recuperar y resaltar la belleza estética de la obra, la cual nos comprometemos estará lista para este año”, indicó.

Son 17 pinturas sobre tela
Por su parte, Pablo Vidal Tapia, restaurador del INAH, responsable de dirigir la intervención del retablo, explicó que el altar de grandes dimensiones —aproximadamente 14 m de altura y 10.5 m de ancho— se conforma por 17 pinturas sobre tela, seis de ellas de gran formato y ubicadas en los extremos, creadas en 1675 por el pintor novohispano Cristóbal de Villalpando, “lo que significa que son las obras más tempranas hechas por este artista que hasta ahora se conocen”.
Estudiar estas pinturas a fondo, destacó el experto, permitirá a investigadores de arte e historia saber cómo fue la evolución artística de Villalpando, y advertir su técnica en los inicios de su carrera como pintor.

Dos relieves en madera

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El restaurador del INAH mencionó que el retablo también tiene dos relieves en madera del siglo XVI, uno en la parte superior, con la representación de Dios Padre con los brazos extendidos hacia el frente, y el segundo en la parte inferior, que muestra a los 12 apóstoles, todos ellos con policromía diversa.
Asimismo, dicho altar consta de cuatro esculturas, posiblemente hechas en madera, de San Francisco de Asís, San Miguel Arcángel, San Martín de Tours (patrono del lugar a quien está dedicado el retablo) y un Cristo crucificado; las piezas serán analizadas para conocer su antigüedad.

Intervenciones anteriores
De acuerdo con el restaurador Pablo Vidal, este retablo ha tenido una serie de intervenciones a lo largo del tiempo, primero en el siglo XVII, en que las pinturas sobre tabla que debió tener fueron sustituidas por las creadas por Villalpando; y posteriormente, en el siglo XIX, cuando las obras pictóricas fueron repintadas y la estructura del retablo fue retocada con color blanco para darle una apariencia neoclásica.
“Precisamente, la finalidad de la intervención es darle limpieza y estabilidad a la estructura, eliminar los repintes y el retoque blanco, a fin de recuperar su policromía y dorados originales, además de resanar las partes que sean necesarias y reintegrar color con materiales afines”, indicó el restaurador.

Minucioso registro
En tanto, Lilia Rivero Weber, coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, informó que “ya se tiene un estudio previo del retablo, hecho por el restaurador Pablo Vidal, pero se profundizará en la investigación, mediante un registro minucioso y un diagnostico de las condiciones actuales de la obra, los deterioros que presenta y los agentes que los han causado, así como los materiales que lo conforman.
Toda esta información servirá para establecer cuáles serán los procesos de restauración y materiales más indicados que se emplearán”.

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Los trabajos se enfocarán
en dar estabilidad y recuperar
la policromía original del
retablo de 14 metros de altura


La restauradora señaló que los estudios que se harán en las pinturas de caballete serán: rayos X, para obtener información precisa sobre las capas de pintura, estudio de luces, que permita a los expertos visualizar las variaciones de barnices y repintes, y toma de muestras que se observarán en microscopio, para determinar los elementos constitutivos de los pigmentos, la densidad del tejido y el tipo de tela.

Hoja de oro que no es visible

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De igual forma, se harán estudios a la estructura del retablo, para saber el tipo de madera utilizada, si presenta debilitamiento por termitas, conocer la policromía original y localizar las partes en las que hay hoja de oro que no es visible.
En la parroquia, adornada con flores y lienzos blancos que caían de las paredes, e inmersa entre el humo del incienso, el octavo arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, y el párroco Vicente Gilberto García, en nombre de la comunidad agradecieron las labores que el INAH realizará en pro de la conservación de su patrimonio cultural.
“Estamos infinitamente agradecidos por su apoyo, pues si bien este retablo es una riqueza religiosa invaluable bajo resguardo de la Iglesia, es además un bien cultural de la nación, que debe ser protegido con profesionalismo para disfrute de próximas generaciones”, comentó el arzobispo.

Comité de vigilancia
Durante el comienzo de los trabajos de atención del retablo de Huaquechula, se informó de la creación de un comité de vigilancia —integrado por personas de la comunidad— que en todo momento estará al pendiente de los avances del trabajo, y que informará de ello al resto de la población cada semana.
Finalmente, el especialista Pablo Vidal estimó que el registro minucioso del retablo y los estudios pertinentes, requerirán de aproximadamente tres semanas, para después hacer el diagnóstico y el programa de restauración que guiará las labores de conservación.


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