En Zundert, al sur del país, holandeses y trabajadores llegados de Europa Central y Oriental coexisten sin tener ninguna relación. Para crear un vínculo entre ellos, unos cómicos han decidido recrear en el escenario situaciones cotidianas.
Durante los ensayos de "Moeland", en Zundert (Países Bajos). "Queremos poner rostro a los trabajadores inmigrantes de Europa Oriental", explica Peter Dictus, autor y director, en un gigantesco invernadero agrario vacío de Zundert [al sur de Países Bajos]. "Son personas como las demás que han venido a instalarse aquí, pero el resto de la ciudad les ignoran y les dejan al margen. Se les considera simplemente como mano de obra barata". Es sábado a mediodía y los miembros de la compañía de teatro Het Zunderts Toneel están en pleno ensayo de la obra de teatro Moeland – Rijk van de Armen [Tierra de Europa Central y Oriental – Reino de los pobres, aunque el nombre de la obra es un juego de palabras, ya que la palabra "moe", abreviatura de Europa Central y Oriental, también significa "cansancio", por lo que el título también puede significar "Tierra de cansancio – Reino de los pobres"]. Esta obra se representará los tres últimos fines de semana de septiembre en el invernadero. Los bailarines caminan con dificultad sobre el suelo de arena negro, como los recolectores de fresas. En otro lugar del invernadero, se repiten monólogos. "Negocio, compro, vendo, alquilo", dice uno de los actores. Representa al comerciante que se enriquece alquilando a precios usureros viviendas deterioradas o caravanas a los inmigrantes de Europa Oriental. "Aporto mi pequeña contribución a la sociedad. No soy un mal tipo". Ausencia total de interacción Peter Dictus, autor del texto y habitante de Zundert, espera que asista un gran número de horticultores y arboricultores [los que contratan a los trabajadores inmigrantes] a este espectáculo de "teatro documental". Y que después tengan una visión distinta sobre el fenómeno de la inmigración del trabajo. Porque esta historia no es sólo económica, sino también social, pues es testimonio de la ausencia total de interacción, por no decir de integración. Según los datos del CBS, la oficina nacional de estadística, Zundert es el lugar de Países Bajos que registra una mayor densidad de población de trabajadores inmigrantes de Europa Central y Oriental. Según el ayuntamiento, aquí viven alrededor de 2.500 habitantes procedentes del centro y el este de Europa. Esto representa cerca del 12 % de la población local. Según otras estimaciones, su número llega incluso a 4.000. "No podemos esquivarles, tanto en sentido propio como figurado", señala Peter Dictus. "Sabemos que están ahí, pero nos negamos a verles. Les necesitamos en los campos de fresas o en los viveros, pero como seres humanos, tienen que seguir ocultos". Únicamente se les considera mano de obra El periodista y fotógrafo Riet Pijnappels, también originario de Zundert, fotografió a diversos inmigrantes en su lugar de trabajo y en sus hogares. La exposición fotográfica, que se abrirá al público en la capilla del antiguo claustro de Santa Ana, pone rostro a los recolectores polacos de espárragos y a los recolectores lituanos de fresas. "Pero aquí, sólo se les considera mano de obra", afirma Riet Pijnappels. La mayoría de europeos del Este viven en centros vacacionales de Zundert. En el camping Fort Oranje, decenas de caravanas maltrechas están repletas de polacos, rumanos y lituanos. "¡Y pagan 500 euros al mes por vivir ahí dentro!", comenta indignado Riet Pijnappels. "Se trata simple y llanamente de explotación. Ese aspecto también forma parte de la historia de la inmigración". Peter Dictus se asombra de las vidas totalmente paralelas que llevan las diferentes categorías de la población. El 2 de septiembre tuvo lugar el famoso desfile de carrozas de flores de Zundert. Dentro del proyecto sobre los inmigrantes de Europa Central y Oriental, la compañía teatral Het Zunderts Toneel organizó una excursión en bici con alrededor de 70 inmigrantes, para ir a ver algunas de las tiendas donde se preparan las carrozas. "Al principio, los habitantes de Zundert y los inmigrantes se miraron como conejos deslumbrados por los faros de un coche". Vidas en suspense Reconoce que los inmigrantes también son culpables en parte de esta situación, ya que la mayoría ni siquiera intenta integrarse. "Conozco a un grupo de rumanos que trabajan con el mismo horticultor desde hace ya 12 años, 10 meses al año. Pero les sigue considerando temporeros. Esto me recuerda a los marroquíes que vinieron a vivir aquí hace unos cincuenta años, para trabajar temporalmente en la industria conservera. Siguen viviendo aquí, en lo que denominamos el barrio problemático de Zundert". En la obra de teatro, también muestra las "vidas en suspense" de las personas llegadas de Europa Oriental. "Salen de sus países, sin llegar jamás a su destino. Viven en una especie de tierra de nadie. Su vida discurre en un aparcamiento, a veces desde hace más de diez años. Sueñan, trabajan y ahorran dinero".
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