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MARTES, 3 de abril (HealthDay News) -- El consumo de cafeína en las madres embarazadas o las madres nuevas no parece afectar los hábitos de sueño nocturno de sus bebés recién nacidos, indica una nueva investigación brasileña.
La conclusión se basa en un análisis de los patrones de sueño de más de 4,200 bebés hasta los tres meses de edad, a la luz de los hábitos de consumo de cafeína de sus madres tanto antes como después del parto.
Los investigadores observaron dos bebidas: el café y el mate, una bebida parecida al té que es popular en el área.
El equipo, liderado por la autora del estudio, la Dra. Ina Santos del programa de postgrado en epidemiología de la Universidad Federal de Pelotas en Brasil, reporta sus observaciones en línea y en la edición impresa de mayo de la revista Pediatrics.
Los autores anotan que es muy común que los recién nacidos se despierten de noche, y que hace mucho se ha relacionado el consumo de cafeína con las interrupciones en el sueño y el insomnio entre los consumidores adultos.
Para ver si el consumo de cafeína en las mujeres embarazadas y lactantes afectaba el sueño de sus hijos, el equipo de Santos dio seguimiento a más de 4,200 bebés nacidos en 2004 en la ciudad de Pelotas, con un enfoque específico en 885 bebés dentro de ese grupo.
Todas las nuevas madres fueron entrevistadas en el hospital inmediatamente tras el parto y una vez más tres meses más adelante, para medir sus hábitos de consumo de cafeína. Se definió a las bebedoras empedernidas de café como aquellas que consumían 300 miligramos o más de cafeína al día, ya fuera a través del café o de otra bebida con cafeína.
Según la Clínica Mayo, de dos a cuatro tazas de café preparado contienen entre 200 y 300 miligramos de cafeína.
Todos los recién nacidos fueron examinados al nacer, y se llevaron a cabo exámenes de seguimiento a los tres meses. En ese momento, las madres proveyeron detalles sobre los hábitos de sueño de sus hijos durante los 15 días anteriores, lo que incluía el tiempo total que pasaban dormidos de día y de noche, y si compartían cama con otros.
Los investigadores definieron los despertares nocturnos como cualquier momento en que los padres eran despertados por la activación del niño. También pidieron a los padres que registraran la frecuencia de los despertares nocturnos de sus hijos, y que indicaran cualquier causa aparente de dichos despertares. Los despertares frecuentes se definieron como que un niño se despertara tres o más veces por noche.
Las madres también hicieron una evaluación general de la calidad de los hábitos de sueño de sus bebés.
Todas las madres, excepto una, consumían algo de cafeína con regularidad. Alrededor de una de cada cinco se consideró como una bebedora empedernida de cafeína durante el embarazo, y más del 14 por ciento siguieron consumiendo mucha cafeína hasta que sus bebés llegaron a los tres meses de edad.
En cuanto a los bebés, casi el 14 por ciento se despertaban de noche con frecuencia.
Aunque hubo cierta indicación de que los despertares nocturnos eran más prevalentes entre los bebés cuyas madres consumían cafeína de forma empedernida durante el embarazo y la lactancia, la conexión no fue estadísticamente significativa.
Los investigadores concluyeron que no había evidencia de que el consumo de cafeína, a ningún nivel en particular, pudiera relacionarse con trastornos del patrón de sueño de los bebés.
Lona Sandon, dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas, dijo que aunque hace mucho que el consumo de cafeína en las mujeres embarazadas y las nuevas madres es una fuente de inquietud entre los pediatras, ciertamente nunca ha alcanzado el nivel de alarma que existe respecto al consumo de alcohol o el uso de cigarrillos.
"Nunca se ha percibido que beber café en esa situación sea malo", apuntó. "Pero dependiendo del pediatra, con frecuencia se anima a las madres a limitar el consumo de cafeína en el embarazo, con frecuencia a solo una taza de café al día, o a dejar de beberlo del todo. Y esto se debe a que es un estimulante del sistema nervioso que puede acelerar la tasa cardiaca del bebé en el útero y causar cierto distrés. Y luego, tras el parto, el bebé podría recibir cafeína a través de la leche materna".
"Pero se debe apuntar que los 300 miligramos de café de los que hablan aquí en realidad no es una cantidad tan grande", dijo Sandon. "En realidad es alrededor de tres tazas estándares de café de seis a ocho onzas. Y en realidad equivale a apenas uno grande de Starbucks".
"A ese nivel, quizás beber café sea más problemático para la madre que para el bebé", añadió. "Quizás los patrones de sueño del niño no se vean afectados. Pero en realidad podría afectar los patrones de sueño de la madre en un momento en que obtener suficiente descanso ya es difícil".
La Dra. Aparajitha Verma, directora médica del Centro de Trastornos del Sueño del Hospital Metodista de Houston, y profesora asistente del departamento de neurología del Instituto Neurológico Metodista, advirtió que especificar el impacto del consumo de cafeína de la madre sobre el recién nacido es una tarea extremadamente difícil.
"Los despertares nocturnos de los bebés de esa edad pueden deberse a tantas cosas distintas", planteó. "Así que determinar el rol de la cafeína es muy difícil. Creo que es una preocupación válida, y ciertamente podría haber una conexión. La vida media de la cafeína por lo general es de cinco a siete horas, y se sabe bien que causa problemas de sueño en los adultos. Pero claramente aún no sabemos si eso se traduce en problemas entre los bebés de esas mujeres".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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jueves, 5 de abril de 2012
Beber café en el embarazo no resulta en bebés insomnes
Publicado por
Pancho Piteko
via nlm.nih.gov
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