El portón de hierro de la escuela República del Perú está flanqueado por dos mujeres en uniforme azul, miembros de la policía escolar creada el año pasado para vigilar y alejar a las pandillas de los centros educativos en la capital de Honduras.
"Teníamos miedo a los mareros (pandilleros) pero ahora con ellas nos sentimos seguras", dijo a la AFP una alumna de sexto grado que ingresa a la escuela junto a otra compañera, al señalar a las dos oficiales en la entrada.
No alcanza a decir su nombre, pues las policías le ordenan ingresar, al tiempo que la aconsejan que no hable con extraños que se acerquen a este centro, ubicado en El Pedregal, una de las colonias más peligrosas del sur de Tegucigalpa.
Honduras vive inmerso en la violencia, con la tasa de homicidios más alta del mundo (85,5 por cada 100.000 habitantes según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional). Las escuelas no escapan a esa realidad y muchas se han visto forzadas a cerrar.
Los 1.300 alumnos y 58 docentes de la escuela Perú estaban acostumbrados a un día a día de asaltos y robos en sus alrededores por parte de pandilleros, e incluso algunos profesores recibieron presiones para aprobar a estudiantes relacionados con las maras, una situación que se repetía en otros centros.
"A un profesor del Instituto San José del Pedregal (en la misma colonia) lo mataron y muchos profesores ya no querían trabajar en colegios y escuelas que tienen ese tipo de problemas", relata a la AFP Rolando Cárcamo Piura, jefe de la Policía Escolar, creada en marzo del 2012.
En la misma zona sur, en la colonia San José de la Vega, los pandilleros obligaron a cerrar el instituto Michel J. Hasbum tras matar a un guardia a quien exigían el "impuesto de guerra". Pero recientemente, la presencia policial permitió su reapertura.
Las 60 mujeres de la Policía Escolar cubren 25 centros educativos en la capital que presentan situaciones graves de inseguridad. El grupo se distribuye cada día por turnos, durante dos jornadas de mañana y tarde.
"Hay que tener cuidado, hasta con la Biblia bajo el brazo andan cobrando impuesto de guerra", manifestó Evelyn Álvarez, una de las oficiales que cuida el pesado portón de la escuela Perú.
Cárcamo Piura explicó que "se escogieron solo mujeres por la sensibilidad de madres que tienen" y afirmó que el proyecto está dando resultados, con decenas de escuelas antes sitiadas por las pandillas y hoy en funciones.
-UNA BUENA DECISIÓN-
Este supuesto es confirmado por la subdirectora de la escuela Perú, Elizabeth Alemán, quien en declaraciones a la AFP calificó la creación de este grupo policial como "una las mejores decisiones que se han tomado para darnos seguridad, antes aquí entraban hasta para robar celulares".Y aunque la presencia de las oficiales se unió al alto muro perimetral que tiene la escuela, coronado además con alambres con púas encima, las autoridades reconocen que las dos mujeres no bastarán para frenar siempre a los pandilleros, que pueden ir en algunos armados hasta con AK-47.
Por eso, Cárcamo Piura impulsa un programa integral de prevención dentro de las escuelas que busca un trabajo conjunto entre la policía, los padres y los docentes.
"A nuestros hijos no los perdemos en la calle... los perdemos en la casa cuando no enseñas valores, no te interesas en sus tareas, no corriges a tiempo, no das el ejemplo", afirmó el jefe oficial durante una presentación ante unos 15 maestros del Instituto San Martín, en el barrio Abajo de Tegucigalpa.
El plan se aplicará en decenas de los 298 municipios del país y consiste en la elaboración de un diagnóstico sobre los problemas del centro escolar, para luego diseñar un manual de seguridad con la participación de las tres partes.
Aunque ya ha dado resultado, la policía escolar tiene un largo camino por recorrer. "Esta es una semilla a la que le falta mucho para dar frutos", reconoció Jairo Molina, subdirector de San Martín, al lanzar el proyecto para este colegio que alberga 80 docentes y 500 alumnos.
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