El movimiento ruso Arjnadzor (Control Arquitectónico), al comentar la iniciativa de Vladímir Putin de reconstruir dos monasterios antiguos del Kremlin, señaló en su web que tales obras deben ser precedidas por un minucioso estudio arqueológico y coordinadas con la UNESCO.
El movimiento ruso Arjnadzor (Control Arquitectónico), al comentar la iniciativa de Vladímir Putin de reconstruir dos monasterios antiguos del Kremlin, señaló en su web que tales obras deben ser precedidas por un minucioso estudio arqueológico y coordinadas con la UNESCO.
El coordinador del movimiento, Rustam Rajmatúlin, dijo que estos monasterios son importantes objetos del acervo cultural del país, pero según estimaciones preliminares falta información fidedigna necesaria para su reconstrucción.
Agregó que las decisiones se tomarán tras realizarse un estudio exhaustivo. Al mismo tiempo señalo que se trata de una iniciativa sin precedentes en más de medio siglo, desde 1955, cuando se tomó la decisión de permitir al vasto público el acceso al Kremlin.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, al promover la semana pasada la iniciativa de reorganizar el recinto del Kremlin de Moscú con el fin de hacerlo más atractivo para el turismo, indicó que ese plan debe coordinarse con la UNESCO.
El alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, inmediatamente propuso abrir al público las puertas de la Torre de San Salvador del Kremlin, lo cual se hizo esta mañana.
Los monasterios a reconstruir se fundaron en 1365 y en 1386. En uno fue recluido el patriarca Hermógenes que bendijo a las milicias rusas a combatir contra la invasión polaca. Durante la guerra de 1812 allí radicó la plana mayor de Napoleón. En su recinto fueron sepultados jerarcas de la Iglesia Rusa, príncipes y otras personalidades.
Otro convento se utilizó como residencia de las novias de zares antes de celebrarse las bodas y también como el último reposo de las mujeres de la estirpe de los grandes príncipes.
La Torre de San Salvador, edificada en 1491 por el arquitecto italiano Pietro Antonio Solari, debe su nombre al icono que está encima de sus puertas, las que se consideraban las principales del Kremlin y hasta se honraban como una entrada santa.
De allí partían regimientos rusos para expulsar a los invasores. Allí daban la bienvenida a los embajadores de otros Estados. Todos los zares de Rusia pasaban a través de estas puertas al ir a la ceremonia de coronación.
Anteriormente, las puertas de la Torre de San Salvador se abrían solo para que pasara el cortejo presidencial durante la ceremonia de investidura, y también una vez al año para introducir el árbol navideño en el recinto del Kremlin.
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