*Será un Papa del establishment romano, que por tanto, seguirá un camino relativamente similar a sus antecesores
*Su opción es que intente crear cambios por la vía pastoral y no a través del ejercicio centralizado de la autoridad en el Papa
Transformar paulatinamente el pesado aparato de la burocracia vaticana es el gran desafío del nuevo Papa, Francisco I, sentenció en entrevista el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), doctor Manuel Canto Chac, quien es especialista en movimientos religiosos y relaciones Iglesia-Estado, al referirse al nombramiento de Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, como el pontífice número 266 de la historia.
El académico de la Unidad Xochimilco de la UAM ubicó la elección de Francisco I, dentro de la “normalidad vaticana”, ya que la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio “habla de una persona con algo más de experiencia pastoral, pero que lleva muchos años en la curia, por lo que es alguien que forma parte del establishment vaticano”.
Para el profesor-investigador del Departamento de Política y Cultura “resulta significativo” que cuando se eligió al Papa anterior, Benedicto XVI, el ahora Pontífice haya sido el segundo más votado. “Y no sólo eso, sino que en sucesivas rondas de votaciones, había prácticamente un empate entre ambos”.
Canto Chac recordó que ese empate se rompió cuando el ahora Papa intervino y pidió que ya no se votara más por él. “Esto es significativo porque estaría hablando de que aquellos que se oponían a que Ratzinger fuera el Papa, veían en Bergoglio una buena alternativa”.
Lo anterior –aclaró Canto Chac– es considerado “con la precaución de que es un dato histórico que no puede ser confirmado, por la propia secrecía con que en Roma se manejan estos asuntos”.
“Por esa discreción –continuó el autor de Los cristianos y los movimientos sociales en México, entre otros títulos y ensayos– es que no podemos hacer algo más que plantearnos hipótesis. Y la que a mi juicio es la más realista, es que será un Papa del establishment romano, que por tanto, seguirá un camino relativamente similar a sus antecesores”.
Otra hipótesis, señaló, es que “probablemente, para un sector importante de los cardenales, sea un intento de contener el poder de la burocracia vaticana y que, en ese sentido, sería importante el papel de Francisco I”.
Canto Chac reconoció que “al final de cuentas, estas conjeturas tendrán que comprobarse con la realidad, porque nadie hubiera juzgado que cuando se eligió a Juan XXIII éste modificaría sustancialmente a la iglesia, y así lo hizo”.
En su análisis, indicó que el Papa Juan Pablo II intentó cambiar la Iglesia a partir del uso de la autoridad y el poder papal, “pero en realidad la Iglesia volvió un poco al pasado y no resolvió los problemas que pretendía solucionar”.
“Ratzinger (Benedicto XVI) también quiso realizar modificaciones mediante la fuerza de la doctrina; él era un teólogo con autoridad en su materia, pero su renuncia es muestra clara de que tampoco lo logró”, apuntó.
Explicó que al sumo pontífice no le queda más que crear cambios por la vía pastoral y no a través del ejercicio centralizado de la autoridad, como lo pretendió Karol Wojtyla.
Pero que tampoco lo haga mediante la uniformidad doctrinaria, como lo intentó Joseph Ratzinger, “sino a través de una relación más cercana con la gente y con los jerarcas en los diversos países”.
El doctor Manuel Canto Chac concluyó que tal como está configurado hasta ahora el gobierno de la Iglesia ya no puede continuar. “Por lo que el gran desafío de Francisco I es cómo transformar paulatinamente ese pesado aparato de la burocracia vaticana”.
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