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jueves, 12 de octubre de 2017

Misterio y enigma de los Moais

Los moai llegan a medir hasta seis metros de altura y pesan varias toneladas, lo que acrecienta el misterio respecto de cómo los trasladaron desde las canteras hasta donde están ubicados.


Pascua, Chile / ciberpasquinero

Los moai de la Isla de Pascua, que fueron fabricados por los habitantes de esta posesión chilena, aunque algunos creen que son obra de seres extraterrestres, siempre estarán rodeados de un halo de misterio y enigma.
Construidos con la piedra extraída de una gran montaña, los moai llegan a medir hasta seis metros de altura y pesan varias toneladas, lo que acrecienta el misterio respecto de cómo los trasladaron desde las canteras hasta donde están ubicados.
Las explicaciones de los habitantes de Rapa Nui para la existencia de estas esculturas gigantes, que habrían sido construidas entre los años 700 y 1600 D.C., es que son representaciones de antepasados difuntos a quienes incluso se les recuerda con su rostro.
De hecho, el nombre real de estas figuras es "Aringa Ora O Te Tupuna", lo que en español significa "Rostros vivientes de los antepasados".
Los moai eran ubicados en los denominados "Ahu", plataformas de piedra volcánica encajada donde eran sepultados los ancestros y donde se les rendía culto. El ingreso a estos lugares es restringido porque son considerados recintos ceremoniales.
En la actualidad existe una cantidad superior a los mil moai, los que están repartidos por toda la Isla de Pascua y la mayoría de los cuales está "mirando" a su gente a modo de protección a sus descendientes y a su tierra.

¿Por qué sólo siete de estas monumentales figuras de piedra volcánica le dan la espalda a la tierra?

Estos particulares moai se encuentran en el "Ahu Akivi" ("Los siete exploradores"), el que está situado 2.6 kilómetros hacia el interior de la costa oeste de la isla, lo que también es llamativo debido a que el resto de las esculturas están en el borde costero.
Los habitantes de Rapa Nui explican que el sacerdote de Hotu Matu'a, primer rey de Isla de Pascua y alto jefe de la mítica isla Hiva, les contó que Hiva se hundiría y que debían buscar nuevos territorios, por lo que el rey mandó a siete exploradores a buscar otras tierras.
Estos exploradores encontraron la tierra "Te pito o te kainga" ("Punto extremo de la matriz"), siendo los primeros en pisar ese territorio. En honor a ellos fueron creados estos siete moai que no miran hacia el interior de la isla porque su tierra es Hiva y allá están sus ancestros.
Además, muchos se preguntan qué son las cosas rojas que los moai llevan en la cabeza y la respuesta la entrega un pascuense a Notimex: "esas cosas que ustedes ven en la cabeza son objetos que siempre quisimos estudiar qué eran y descubrimos algo asombroso: es el pelo", señala en tono irónico.

      

Pero los moai no sólo serían lo que se ve superficialmente. 
Bajo la tierra se escondería supuestamente el resto de las esculturas, cerca de ocho metros de piedra tallada que representarían el cuerpo entero de los ancestros y no solo la cabeza, como muchos creen.
La cantera del volcán Rano Raraku era el lugar donde estas esculturas eran talladas. Cientos de moai a medio terminar aún se encuentran en ese lugar, donde se construían a partir de piedra volcánica.
Otra de las interrogantes es que algunos moai están situados a unos 30 kilómetros de distancia de la cantera, por lo que cabe preguntarse ¿cómo movieron estas estatuas de cinco toneladas de peso en promedio?
Según los propios habitantes de esta posesión chilena ubicada en el Pacífico, a tres mil 700 kilómetros del continente sudamericano, los moai "caminaban" mediante una especie de balanceo, mientras que otros comentan que los mismos escultores movían estas estatuas con el poder de su mente o "mana", aunque algunos hablan de trineos o rodillos de madera.
Probablemente éste es el único misterio en torno a los moai que aún no se resuelve. Incluso existe una historia en la isla que cuenta que, una vez, una señora comía un pez cerca del borde costero y los moai le pidieron comer. Estos terminaron con todo lo que la mujer tenía y ésta lanzó una maldición, la que hizo que los moai perdieran su movilidad.
De esta forma, la Isla de Pascua y sus moai seguirán estando rodeadas por un halo de misterio, lo que mantendrá el interés de miles de turistas por visitar cada año esta posesión chilena ubicada en el "Ombligo del mundo".


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