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lunes, 11 de febrero de 2013

El mundo católico entre sorpresa, tristeza y esperanza por la renuncia del Papa

PARÍS (AFP)

Sorprendidos, conmovidos por la noticia o esperanzados por la futura elección de un Papa más moderno, los católicos del mundo reaccionaron este lunes de manera diversa al anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, que se hará efectiva a fines de febrero.

En Madrid, ante la catedral de la Almudena, los fieles manifestan una cierta incredulidad, pero también una pizca de crítica: "no sabía que el Papa pudiera renunciar, creía que debía seguir siendo Papa hasta su muerte", dice Gabriel Gar, empresario de 46 años.

Por su parte, Julio Ferreiro, jubilado, estima que no se debería "haber elegido un hombre tan mayor".

"La Iglesia necesita un papa progresista como Juan XXIII, que mire la vida de hoy y vea cómo avanza la sociedad", agrega.

Cerca de la catedral de Valencia, que Benedicto XVI visitó en 2006, Jesús González se muestra dubitativo: "quizá está cansado de lo que ocurre en este momento en la iglesia", dice.

"Siempre pensé que una renuncia del Papa es como un divorcio, no es posible. Se sigue hasta el último suspiro", declara con la misma sorpresa Hugh Stafford Northcote, director de una escuela de Gran Bretaña que estuvo con el Papa en Roma el sábado pasado.

"Nuestras miradas se cruzaron una fracción de segundo y yo pensé ¡oh! no permanecerá mucho tiempo en esta tierra", cuenta su esposa, Hillary.

"Me parece muy bien que no se quede hasta la muerte. Yo también tengo 82 años y sé que no se puede a esta edad seguir el ritmo al que está obligado un papa", estima Olga Camus delante de la iglesia San Eustaquio de París.

Junto a ella, otra jubilada, Bertille Vincent, afirma que sueña con "un Papa negro, descalzo y en andrajos".

En Polonia, la tierra natal de Juan Pablo II, predecesor del actual papa, Henryk Damaszewski se congratula en Varsovia de que Benedicto XVI pueda descansar y dejar el camino abierto a la elección de un nuevo papa.

En Tierra Santa, la noticia dio lugar a todo tipo de rumores, como en Jerusalén, donde se dijo que el Papa ya estaba muerto y que el Vaticano lo ocultaba.

Religiosos polacos que se dirigían a la iglesia del Santo Sepulcro especulaban sobre las causas de la decisión del Papa, aunque sin mostrarse muy locuaces. Por su parte, Enzo, un turista francés, aporta una nota de humor: "quizás encontró una mujer, si quiere empezar una nueva vida es ahora o nunca".

En la iglesia de la Natividad de Belén, un joven palestino estima que "nosotros no sabemos las verdaderas razones, pero el Vaticano sí las sabe".

Todas las miradas se dirigen en la jornada a la Plaza de San Pedro en el Vaticano, donde el sumo Pontífice ha anunciado su renuncia debido a su "falta de fuerzas".

En África, en Cotonú, Guy Kpakpo, recalca que el Papa se va en el momento en que la Iglesia atraviesa una "crisis profunda", pero cerca de él, Rosalie Quenum Assogba considera que su renuncia es "un mensaje que va más allá de la Iglesia Católica".

Ante la catedral de Abidjan, Victor Seguei, lamenta la renuncia del Papa. "Es el jefe de la Iglesia, debía dirigir su pueblo hasta el final y no dimitir".

Al otro lado del planeta, en Manila, la patrona del 'Restaurante de la Mitra', Elvira Go, es categórica: "No habría renunciado si pensara que tiene fuerzas para continuar" la tarea.

Ivy Taalip, empleada doméstica de Manila, se limita a afirmar que "es la voluntad de Dios".

"La iglesia nos ha enseñado siempre que los designios del Señor son impenetrables", agrega.

La noticia de la renuncia del Papa tomó de sorpresa a los brasileños, que celebran el Carnaval, su mayor fiesta anual, en cientos de ciudades del país.

En Rio de Janeiro es feriado, las iglesias están en su mayoría cerradas y las pocas que mantienen sus puertas abiertas están semivacías.

"Quedé sorprendido con la noticia, en general los papas trabajan hasta la muerte", dice a AFP Valdecir Gonçalves, un comerciante de 48 años de Guarluhos (Sao Paulo), en la cola del tren que sube a la famosa estatua del Cristo Redentor.

"Los que deben estar contentos son los evangélicos, porque esto debilita a la Iglesia Católica. Me gustaría que el Papa fuera brasileño, o al menos latino", agrega.

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